La montaña sometida
Más de 2.000 hombres trabajaron a destajo durante cuatro años para construir el canal que dio vida a la ruta del Cares .
m. romero | león 19/04/2012
La mayor parte de los trabajadores
llegaron entre 1916 y 1917
desde Galicia y Portugal.
“obras de titanes”
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Hoy
es la ruta de senderismo más conocida de Picos de Europa, pero el paso
paralelo al río Cares fue en su origen un camino pastoril, ampliado y
reforzado a partir de 1916 con la construcción del canal que acompaña el
paseo en la impresionante garganta rocosa que separa las vertientes
leonesa y asturiana del parque nacional. La labor hercúlea de 2.000
hombres posibilitó la ejecución de este desafío titánico contra la
naturaleza. La mayoría eran gallegos y portugueses. Trabajaron a destajo
durante cuatro años en lo que fue una obra descomunal realizada a 240
metros sobre el nivel del río. El objetivo del canal era abastecer la
central hidroeléctrica de Poncebos, pero el transporte de los materiales
para levantarlo obligó a ampliar un viejo camino de cabras que hoy es
visitado por decenas de miles de personas cada año.
Manuel Ocharán
Posadas, ingeniero de Minas de la Sociedad Electra de Viesgo, y Mariano
Zubizarreta Rodrigo, topógrafo de la obra, llegaron al valle a las dos
de la tarde de un día de primavera. La actividad en ese momento ya era
febril en pueblos acostumbrados a lo contratio. Dinamita, mecha,
detonadores, cemento, madera, sacos de grava por cientos, madera y
víveres eran trasladados en caballerías por las enriscadas montañas. Los
operarios dormían en los túneles que iban terminando, casi siempre con
sacos para evitar la invasión del río. Una empresa se encargaba de su
comida. Para ello, la montaña fue salpicada de numerosas cantinas
abastecidas por jóvenes de la zona que traían todo lo necesario del
economato. En muchos casos, el sueldo era entregado a la familia de
origen, de modo que los hombres que se sacrificaban unos años en Picos
de Europa podían disfrutar de cierto bienestar al concluir la obra.
Como
toda gran hazaña, la obra del canal y del camino que después se
convertiría en la Ruta del Cares también tiene su crónica negra. Once
hombres murieron durante los años que duraron los trabajos. Por lo que
trascendió, dos de ellos fueron asesinados y tres más murieron al
explotar dinamita en el túnel donde dormían.
Uno de los momentos
más duros que se recuerdan durante esta obra fue la gran nevada de otoño
de 1918. 400 hombres que trabajaban entre Culiembro y Caín, amenazados
por la falta de provisiones, tomaron la decisión de salir hacia los
barracones y almacenes construidos en Los Collados. Salieron a las cinco
de la mañana iluminados por candiles. Algunos de ellos, ya agotados,
pensaron en abandonar la ruta apartándose a la orilla. Pero los vecinos
de la zona que se encontraban en el grupo tomaron el mando de la
colunma. Unos se pusieron por delante para dirigir y los demás se fueron
a la cola para dar ánimos a los que estaban desesperados. Un enorme
estruendo les advirtió de uno de los mayores aludes que se conocen en
Picos de Europa. Rocas y árboles no fueron suficientes para parar el
paso de los 400 supervivientes.